Piñera reconoce que tiene "deudas pendientes" pero confiesa que le causa "dolor" ver que Chile se paralice
SANTIAGO, 23 Ago. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, ha reconocido este martes que su gobierno tiene "deudas pendientes" y problemas importantes por resolver, pero ha considerado que eso no es razón para paralizar un país durante dos días, hecho que le causa "dolor" por los efectos que tendrá en el desarrollo económico.
"Causa dolor como presidente ver que hay algunos que en estos mismos instantes están trabajando con mucho esfuerzo y dedicación para que nuestro país se paralice, para paralizar la salud, la educación, las carreteras, los puertos, los aeropuertos y las ciudades", ha expresado.
La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de Chile ha convocado para el miércoles y el jueves una huelga nacional para protestar por las desigualdades existentes en el país sudamericano. Hasta el momento, la medida ha recibido el apoyo de más de 80 organizaciones y colectivos.
El objetivo de esta protesta es que el Gobierno acceda a revisar el sistema previsional, a elaborar un nuevo Código de Trabajo, y a aumentar la dotación presupuestaria para la educación y la salud pública.
Entre los que apoyan la protesta están los estudiantes, que desde hace meses marchan por las principales ciudades del país para denunciar lo que consideran una "privatización" de la educación, y los trabajadores de la minería, tanto del sector público como del privado, que constituyen la principal fuente de ingresos del país.
Para Piñera "es una triste contradicción que mientras tantos y tantas chilenas, incluido el gobierno, se esfuerzan para que Chile avance, progrese" hay grupos que "también se esfuerzan y luchan precisamente por lo contrario: por paralizar nuestro país y por hacerlo retroceder".
Desde que asumió el poder en marzo de 2010, el mandatario de derecha ha tenido que hacer frente a intensas protestas de diversos sectores que exigen demandas que dejaron pendientes los gobiernos anteriores --controlados por los partidos de izquierda-- y por algunas medidas económicas emprendidas tras el terremoto de febrero del año pasado.
Esta primera gran huelga general la deberá afrontar Piñera con un nivel de aceptación por debajo del 30 por ciento, lo que le convierte en el jefe de Estado peor valorado de la democracia chilena.
Ante esta situación, Piñera ha hecho un llamamiento a "dejar el camino de la intransigencia" y retomar el diálogo. "Estamos perfectamente conscientes de que nuestro país tiene muchas deudas pendientes, que hay muchos problemas que aún no han sido resueltos y nuestro gobierno es el primero en reconocer esta realidad y es el que más interés tiene en resolver los problemas que se arrastran hace tanto tiempo", ha aseverado.
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Rodrigo González Fernández
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